La pérdida de nuestra web nos permite también reinventarnos y poder buscar, dentro de las necesidades económicas que siempre tiene nuestro club, otras formas de comunicarnos y mantener viva la conexión con nuestros jugadores, técnicos, socios y aficionados.
También permite poder recuperar detalles de lo mejor que tenía esa web y volver a reproducirlo, recreándonos en la historia que hay detrás de la Unión Deportiva Bellavista. Por eso traemos, de nuevo, esta aventura de un equipo que se encaramó a lo más alto que nunca nadie pudo pensar. Y ellos lo llevarán siempre en sus corazones.
| NUESTRA BANDERA LLEGÓ A MÉXICO
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| miércoles, 09 de abril de 2008 |

Pronto
hará 3 años de la culminación de una aventura en la que Bellavista
entera se vio implicada. Nuestro Instituto, el IES BELLAVISTA, se
presentó a la Copa Coca Cola 2002-2003.
En principio, la idea era
disfrutar de un campeonato, y coincidiendo que los de Bellavista además
eran jugadores del Bella, ver si se podía ganar algún partido. No había
pretensiones, sólo ganas de jugar al fútbol en un torneo diferente.
Pero,
lo que nadie esperaba, sucedió, y sucedió después de que en su club,
nuestro Bella, jugasen un partido durísimo y agotador contra el Real
Betis. Sin tiempo y sin pausa cambiaron el uniforme, en ambos ponía
Bellavista, y estos alumnos, estos chavales (D.Girón, "Doblao", Goméz,
Navasque, Mario,Sergio, Lea," Polaco".....)entrenados en nuestro club
desde los escalafones inferiores empezaron a rozar la gloria.
En
la primera fase (SADU Bermejales) ganaron un partido tras otro y veían
que la recompensa de poder jugar la segunda fase en el Estadio Olímpico
podría ser una realidad. Esto ya era un premio para ellos. Y lo
consiguieron, y se fueron a jugar al Estadio Olímpico.
Una
sorpresa detrás de otra, porque una vez en la fase de la Cartuja, los
móviles echan humo, la convocatoria masiva y el barrio entero estaba
allí, en la final. Nuestra afición, espectacular. Tan espectacular que
los medios de comunicación nos dedicaron espacios en sus periódicos.
Se
ganó la final, bendita final que daba un pasaporte al Vicente Calderón,
donde juegan los grandes del fútbol. De nuevo, la garra, el buen fútbol
y esfuerzo nos plantamos en la final. La final del Campeonato de España
a la que acudían 18 equipos pero que empezaron 1400 colegios y 24000
chicos.
Cuando aquella mañana de junio llegamos al estadio, en la
grada no estaban solo los familiares de los jugadores sino que estaba
medio barrio, gente que había salido con sus coches a las 5 de la
madrugada para estas allí gritando “mucho Bella”, increíble.
La
final, como no podía ser de otra forma, fue de infarto y el IES
Bellavista de Sevilla se proclamó campeón al derrotar al IES La Sisla de
Sonseca, por 2-1.
¿¿¿Y ahora qué??? Pues a México, del Estadio
Vicente Calderón al Estadio Azteca, ya lo importante no era la
competición, aunque el logro deportivo fuera muy importante, sino la
experiencia personal, las vivencias de cada uno de aquellos chavales que
entonces tenían 14 ó 15 años y que habían llegado con humildad,
esfuerzo, sacrificio y tesón a México D.F. representando no solo a su
barrio sino a España, eran los Campeones de España de la I Copa
coca-cola, una copa que ya es un referente en el fútbol base
internacional.
Los acompañantes que fueron a México llevaron en
sus equipajes una bandera de U.D. Bellavista. Sucia y rota de estar en
el mástil de nuestro campo pero lavada y recosida ondeo en todos
nuestros partidos.
Allí terminó la aventura, en la capital de la
Virgen de Guadalupe, donde un imperio dio paso a otro, en un estadio
inmenso y lleno de historia, con dos mundiales de fútbol y unas
olimpiadas a sus espaldas, allí Maradona metió el famoso gol con la mano
e hizo quizá el mejor gol de la historia, allí ganó la copa del mundo
el Brasil de Pelé. Ambos ganaron una Copa del Mundo en ese campo. Allí
nuestros chicos recibieron su premio, a 2200 metros de altitud. Allí
terminó una experiencia que seguro habrá marcado sus vidas y es ejemplo
de lo grande que es la U.D. Bellavista, que con otra camiseta y
cambiando el apellido, que no el nombre, hizo vibrar y soñar a muchos
vecinos, pero sobre todo a unos chavales que tocaron el cielo. Es parte
de nuestra pequeña historia.
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